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El estrés es considerado una reacción adaptativa de activación del organismo a nivel fisiológico, cognitivo y conductual que se da ante una amenaza real o percibida.

Sabemos que es una reacción normal, adaptativa y necesaria para afrontar una actividad nueva o desconocida, o bien una actividad que necesite de nuestra activación.

Cumple una función vital importante, ponernos alerta, activarnos. Pero un nivel de activación intenso, mantenido o muy frecuente tiene un efecto perjudicial sobre la salud que llamamos sobre activación.

El diagnóstico de una enfermedad crónica como la psoriasis (visible, estigmatizante, que cursa en brotes) puede considerarse como una experiencia altamente estresante que además aumenta la vulnerabilidad de las personas que la sufren a padecer alteraciones emocionales (pensamientos negativos, tristeza, ansiedad, miedo) y al mismo tiempo sabemos que el estrés puede influir en la aparición y empeoramiento de los brotes de psoriasis como muchos de vosotros nos explicáis en la consulta.

Es importante en primer lugar reconocer e identificar que nos sucede cuando estamos estresados. Cuando nuestro nivel de activación es intenso podemos encontrar cambios a nivel físico (dolor de cabeza, mareos, problemas para dormir, tensión muscular, etc.) a nivel emocional (irritabilidad, nerviosismo, sin sentido del humor, sentirse sobrepasado) y a nivel conductual (comer o beber demasiado, dificultades de concentración, indecisión).

Consejos para gestión del estrés

Conócete a ti mismo y conoce tu enfermedad
  • Aprender sobre lo que nos preocupa ayuda a sentir más control. Acepta tus emociones y tus limitaciones, pero reconoce también tus puntos fuertes. Seguro que hay algo que te gusta de ti mismo. Piensa que tú vales la pena. Has hecho muchas cosas hasta llegar a dónde estás y te has enfrentado con éxito a más de una situación difícil. Piensa que también en esta ocasión puedes hacerlo.
  • Analiza los pensamientos que no te sean útiles. La forma de pensar influye en cómo nos sentimos. Identifica los pensamientos negativos, evitarlos o reprimirlos no hacen que disminuyan si no que generan más ansiedad, prueba a relativizarlos usando pensamientos más realistas, analiza las ventajas y desventajas de pensar así y busca pensamientos alternativos más positivos.
Reconoce aquello que no puedes cambiar y acéptalo
  • La psoriasis va a convivir contigo pero que no se apodere de ti... Emplea tus energías en lo que sí puedes cambiar: tu estilo de vida, tu actitud o tu forma de pensar.
  • Rodéate de las personas que quieres y que te generen bienestar, expresa tus sentimientos. Contener la tristeza y el miedo no nos ayuda. Dar vueltas a nuestras preocupaciones constantemente no ayuda a generar nuevos pensamientos ni a solucionar la situación. Hablar de nuestras emociones y nuestras preocupaciones con persona de confianza es positivo e incluso puede ayudarnos a encontrar soluciones alternativas que no habíamos pensado. Compartir ayuda.
  • Escoge una actividad física al día que te guste te ayudará a liberar endorfinas, disminuirá la tensión y mejorará tu humor. Es importante disfrutar con la actividad: pasear, bailar, correr y recordar que, aunque no hagas ejercicio físico regular puedes mantenerte físicamente activo.
Evita conductas poco saludables
  • Comer en exceso, de forma impulsiva, sin control, dulces, beber alcohol, fumar, al principio parece que alivian el estrés, pero a medio plazo generan muchos más problemas en nuestra salud. Y recuerda que una dieta equilibrada te ayudará a sentirte bien.
  • Aprende a relajarte: Bailar, leer, hacer yoga, pintar, practicar mindfulness, relajación, introduce cualquier actividad placentera en tu vida. Busca algo que te apasione. Tus preocupaciones pasarán a segundo plano en esos momentos. No podemos evitar pensar, pero si podemos elegir en lo que pensamos. Si nuestro pensamiento se enfoca únicamente en los aspectos negativos de nuestra enfermedad, o nuestra vida, sin duda nos vamos a sentir mal y estresados.
Cuida tu sueño, tu descanso
  • Necesitamos al menos 7 horas de sueño reparador, porque nos proporciona energía para el nuevo día y nos permite pensar con más claridad. Sabemos que el insomnio produce: irritabilidad, impulsividad, inatención, inestabilidad e incapacidad para tomar decisiones, así que tener el sueño regulado nos ayudará a mejorar nuestro estado anímico. Aprende a tener una buena higiene del sueño. Lo ideal es empezar a “bajar revoluciones “antes de dormir, leyendo y escuchando música relajante con una luz suave. Evita la tele, la tablet y móvil en la cama, sabemos que la luz azul interfiere negativamente en nuestro sueño, no siempre tenemos que estar conectados... Si el sueño no viene, practica un poco de relajación acostado, respira profundamente y concéntrate en mantener una respiración regular, inspirando por la nariz y soltando el aire lentamente por la boca.
  • Antes de dormirte piensa en tres cosas positivas que te hayan pasado durante el día y por las que te sientes agradecido. Poco a poco aprenderás que si te quitas las gafas negras y pesimistas del estrés verás los colores con más claridad.

Cambia el foco, ¡que la psoriasis no pare tu vida!

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Con la colaboración de:

Janssen