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La psoriasis es una enfermedad crónica, que nos van a acompañar durante toda nuestra vida, tiene un alto impacto emocional por las características de la enfermedad: por la incerteza que genera los brotes, visibilidad de las lesiones y, con síntomas tan limitantes como el dolor, picor y limitación funcional.

Sabemos que tiene una importante repercusión en la calidad de vida y puede afectar a nuestro estado de ánimo, generando sentimientos de miedo e incertidumbre ante el diagnóstico, pero también tristeza, vergüenza, baja autoestima y rabia e incluso trastornos emocionales como la ansiedad y la depresión.  Puede verse afectada el área del sueño, relaciones personales, sociales y laborales y tu sexualidad.

Es importante identificar esta afectación psicológica y conocer como el estrés y las variables psicológicas (tristeza, miedos, ansiedad, personalidad, actitud) influyen en cómo afrontamos la enfermedad.

Es probable que en la primera visita con el especialista y en las visitas de seguimiento tu médico/enfermería pregunte y realice cuestionarios de calidad de vida e incluso de ansiedad y depresión para poder detectar y cuantificar como te afecta la enfermedad en tu vida. No dudes en explicarles cómo te sientes ya que ellos pueden ayudarte para que te sientas mejor.

Los psicólogos podemos ayudaros trabajando con vosotros para gestionar mejor la enfermedad, facilitando estrategias de afrontamiento más adaptativas para convivir con la enfermedad.

Necesitamos pacientes implicados en su salud, con un papel activo en el manejo de su enfermedad. El paciente informado, empoderado tiene una mejor adherencia a los tratamientos, mejores hábitos saludables, afrontan mejor la enfermedad con una actitud realista y proactiva. 

Como podemos implicarnos en nuestra enfermedad

  1. Ser activos en la búsqueda de información. Es necesario conocer la enfermedad, síntomas y tratamientos disponibles; Preguntar dudas a nuestros médicos, enfermeras, compartir las preocupaciones sobre la enfermedad o los tratamientos. Sin embargo, no todo vale, en las redes podemos encontrar mucha información, debemos asegurarnos de que la información sea fiable y esté abalada por sociedades científicas y/o por asociaciones de pacientes.
  2. Es muy importante establecer una buena relación de comunicación con nuestros médicos y personal sanitario. Ellos nos van a acompañar durante todo el proceso, diagnóstico, seguimiento, remisión, rebrotes… Al tratarse de enfermedades crónicas tenemos tiempo, quizá no todo va a resolverse en una visita.
    Prepara tus visitas con el especialista: Evitarás los bloqueos, olvidos y la sensación de que no has aprovechado la visita; explica tus síntomas, pero también cómo te sientes y como te afecta tu enfermedad en el día a día.
  1. Vincularnos con las asociaciones de pacientes, compartir con personas que conviven con la misma enfermedad, con la que compartir experiencias, información, sentimientos nos va a ayudar a sentirnos comprendidos y a afrontar mejor la enfermedad.
  2. Es importante hablar de nuestra enfermedad, comunicar, compartir con nuestro entorno sin prisa, a nuestro ritmo, pero dar a conocer la enfermedad nos ayudará a normalizarla en nuestra vida y evitará el aislamiento, el miedo al entorno que puede generar la enfermedad cuando la llevamos en silencio.
  3. Ser conscientes que podemos necesitar ayuda en algunos momentos, para manejar los pensamientos negativos, la tristeza, la ansiedad, la rabia reactiva a la enfermedad. Para pasar de una forma de afrontar la enfermedad pasiva a una proactiva (que puedo hacer yo para estar mejor) para abandonar hábitos no saludables y para sentirnos mejor, trabajar miedos e inseguridades. Estas emociones son frecuentes y son esperables porque son fruto de la enfermedad, pero no debemos conformarnos, tenemos que intentar estar física y emocionalmente lo mejor posible en cada momento. Siempre podemos trabajar esta parte emocional y los psicólogos podemos ayudaros en este camino.

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Con la colaboración de:

Janssen