Así lo indica el estudio SROI después de haber realizado una encuesta a más de 1.000 personas diagnosticadas de psoriasis. Este sondeo nos ha permitido conocer, además de la tipología y gravedad de la psoriasis, como afecta la propia enfermedad en la calidad de vida de los pacientes y su impacto tanto en el ámbito físico, emocional y social, en la vida del paciente.
Los resultados evidencian como las actividades cotidianas de la propia persona se ven notablemente afectadas tras el diagnóstico de la enfermedad, y como este nivel de concurrencia va en aumento a medida que evoluciona la enfermedad.
Ahora sabemos que el área afectada en mayor medida es la parte emocional del paciente, ya que cerca del 74% de los pacientes moderado-graves y un 64% de los leves afirman haber notado una alteración de su estado de ánimo tras ser diagnosticados. Esto se traduce en mayor porcentaje de ansiedad (un 59% más) y de depresión (un 46% más). Por si ello no fuera poco, un 57% admite tener más pensamientos negativos que antes, un 55% experimenta más irritabilidad y un 51% padece más apatía desde la diagnosis inicial. Como consecuencia de esta alteración en el estado de ánimo, el insomnio se convierte también en otro problema añadido en 4 de cada 10 de las personas afectadas por psoriasis.
Por otro lado, cabe subrayar que tras la fase de diagnóstico se ha visto que aparecen también ciertas conductas antisociales, tales como conductas agresivas (en un 27% de los casos), y suicidas (en un 15% de los casos).
Como aspecto positivo, se ha visto que la aparición de la enfermedad se relaciona con una reducción del 30% en el consumo de alcohol, los pacientes fuman un 27% menos y el 24% consume menos otro tipo de sustancias.

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