La psoriasis es una enfermedad crónica inflamatoria de la piel que no solo afecta al ámbito físico del paciente, sino que está directamente asociada al impacto en la calidad de vida de la persona que la sufre, seguramente porque se manifiesta y expresa a través de la piel y pasa a formar parte de la carta de presentación del individuo al relacionarse con los demás.
La psoriasis es una enfermedad crónica inflamatoria de la piel que no solo afecta al ámbito físico del paciente, sino que está directamente asociada al impacto en la calidad de vida de la persona que la sufre, seguramente porque se manifiesta y expresa a través de la piel y pasa a formar parte de la carta de presentación del individuo al relacionarse con los demás.
Así, y según se desprende de los datos de la encuesta realizada a más de 1.000 pacientes, la psoriasis afecta hasta un 74% al estado emocional del paciente, generándole episodios de más ansiedad y depresión, pensamientos negativos, irritabilidad y más apatía.
Además, y aunque se trata de una enfermedad no contagiosa, se ha comprobado como su diagnóstico impacta negativamente a sus actividades de ocio, su vida sexual, sus relaciones sociales y familiares y, también, a su rendimiento laboral.
Para paliar estos efectos, dentro del abordaje ideal de la psoriasis se contemplan medidas como que el personal de enfermería realice sesiones de información y posible derivación del paciente con psoriasis moderada-grave a consultas de especialización psicológica para aquellos pacientes que tengan el ámbito emocional afectado, o nutricional y dietética para los pacientes con problemas endocrino-metabólicos.
De hecho, una vez realizado el SROI en la fase de la psoriasis grave vemos como precisamente el mayor retorno social de la inversión se obtiene en esta fase con las sesiones de atención psicológica con una estimación del retorno de 61,21 millones de euros. Por su lado, los servicios de nutrición reportarían un retorno social de 19,76 millones de euros.
Estos datos nos demuestran que una atención psicológica y nutricional podría mejorar la adherencia y el autocuidado de los pacientes, subir su autoestima y, con ello, la mejora del ámbito del ocio, sexual y las relaciones sociales del individuo.
Así, y según se desprende de los datos de la encuesta realizada a más de 1.000 pacientes, la psoriasis afecta hasta un 74% al estado emocional del paciente, generándole episodios de más ansiedad y depresión, pensamientos negativos, irritabilidad y más apatía.
Además, y aunque se trata de una enfermedad no contagiosa, se ha comprobado como su diagnóstico impacta negativamente a sus actividades de ocio, su vida sexual, sus relaciones sociales y familiares y, también, a su rendimiento laboral.
Para paliar estos efectos, dentro del abordaje ideal de la psoriasis se contemplan medidas como que el personal de enfermería realice sesiones de información y posible derivación del paciente con psoriasis moderada-grave a consultas de especialización psicológica para aquellos pacientes que tengan el ámbito emocional afectado, o nutricional y dietética para los pacientes con problemas endocrino-metabólicos.
De hecho, una vez realizado el SROI en la fase de la psoriasis grave vemos como precisamente el mayor retorno social de la inversión se obtiene en esta fase con las sesiones de atención psicológica con una estimación del retorno de 61,21 millones de euros. Por su lado, los servicios de nutrición reportarían un retorno social de 19,76 millones de euros.
Estos datos nos demuestran que una atención psicológica y nutricional podría mejorar la adherencia y el autocuidado de los pacientes, subir su autoestima y, con ello, la mejora del ámbito del ocio, sexual y las relaciones sociales del individuo.
Fuente: Estudio Psoriasis: La mejor inversión: la calidad de vida del paciente
Imagen: Freepik