Acción Psoriasis. En defensa del paciente
¿Cómo funciona el sistema?

>> Los medicamentos de dispensación hospitalaria

En este grupo están todos aquellos medicamentos que solo se usan en el hospital, por ejemplo todos aquellos que tienen que ver con los quirófanos: anestesias, suturas, etc… pero también un gran grupo de medicamentos de diagnóstico hospitalario pero uso ambulatorio que pueden ser de exclusiva dispensación hospitalaria (farmacias de los hospitales) o combinados con la oficina de farmacia. Estos medicamentos tienen esta consideración en función de diferentes factores, desde la complejidad técnica de su administración, a la peligrosidad de sus posibles efectos secundarios, pasando sencillamente por su elevado precio.

Entre ellos se encuentran los medicamentos biotecnológicos que en muchos casos han resultado realmente eficaces y han dado la vuelta a la historia natural de muchas enfermedades.

La mayoría de estas patologías son atendidas en el hospital y el hecho de que estos medicamentos sean biotecnológicos les da una complejidad que puede hacer necesaria su administración o dispensación en el hospital, pero además se trata de medicamentos de altísimo coste, en muchos casos para enfermedades frecuentes y crónicas.

El hecho de que estas patologías sean crónicas, o se conviertan en crónicas por la efectividad de estos nuevos tratamientos hace que todos los nuevos casos se sumen a los antiguos y el número de pacientes tratados no pare de crecer.

Por ejemplo, los nuevos anticuerpos monoclonales han supuesto una revolución terapéutica para la artritis reumatoide, la enfermedad inflamatoria intestinal, o la psoriasis, pero han incrementado enormemente los costes de la enfermedad.
Por otra parte, la gestión de la sanidad pública es sumamente compleja. Los hospitales y centros de salud son entidades sin ánimo de lucro (salvo los de gestión privada) y presupuesto limitado que deben cumplir su misión principal de atención al paciente con unos requisitos de calidad elevados.

Uno de los puntos clave para cumplir este objetivo eficazmente es la optimización de los recursos y de los procesos que se llevan a cabo en un hospital. Desde este punto de vista y siempre dependiendo de condiciones diferentes en cada Comunidad Autónoma, los hospitales públicos disponen de una importante autonomía de gestión para llevar a cabo esta función.

Así, normalmente a través de las Comisiones de Farmacia y teniendo en cuenta las Guías de Práctica Clínica los hospitales elaboran las listas de los medicamentos disponibles para su uso, de manera que puede darse la paradoja de que distintos medicamentos aprobados todos por la Agencia del Medicamento estén disponibles en unos hospitales y en otros no, lo estén en primera opción o en segunda o solo este disponible una cantidad limitada de tratamientos.

Todo ello bajo el objetivo de realizar una farmacia costo-efectiva, es decir optimizar los recursos económicos disponibles, teniendo en cuenta que cada hospital compra y negocia sus compras con precios diferentes en función de volúmenes y otros parámetros, pero dando lugar en ocasiones a problemas de acceso a determinados fármacos para algunos pacientes y a diferencias de equidad entre diferentes hospitales y Comunidades.

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