Decálogo de consejos para padres de niños con psoriasis
• Jugar con los ungüentos y las cremas hidratantes para que no entiendan el tratamiento como un castigo.
• Aprender sobre la enfermedad, pero sin obsesionarse ni visitar continuamente Internet.
• Hay que hacer ver al niño que este problema es como otros muchos.
• Vivir el presente y no preocuparse por el futuro. La psoriasis es impredecible y en niños, a veces, desaparece.
• Encontrar un referente, alguien al que admire (un deportista) o alguien que haya superado un problema físico importante.
• No hablar nunca de la psoriasis delante de él con una entonación negativa.
• Hay que dejar que exprese sus sentimientos. Cuando haya "explotado" será más fácil ayudarle a superarlo.
• No dar a la psoriasis más importancia de la debida. Va a ser una parte, pero no la única de su identidad.
• Darle una cierta autonomía, porque en el futuro tendrá que asumir las decisiones del tratamiento.
• Potenciar el contacto con su piel. El afecto y la seguridad de una caricia o un abrazo son muy necesarios.
Cuando el afectado de psoriasis es un menor debemos preguntarnos si la patología incide en su entorno. El niño se va a sentir mal consigo mismo y piensa que los demás se sentirán, a su vez, mal con él. En ocasiones, puede ser infeliz, porque los padres, sobre todo si son muy protectores, le hacen un caso excesivo que el menor no sabe devolver y ello le hace ser todavía más infeliz. En ocasiones, se encuentra mal con los demás porque se ve distinto y puede sentirse rechazado cuando acude a la piscina, a la playa o al gimnasio.
Hay una necesidad de recibir mayor información, existe preocupación por el resto de los hijos, ya que se piensa que podrían padecer también la enfermedad. Si alguno de los dos progenitores tiene psoriasis, puede surgir un sentimiento de culpabilidad y, si no la tienen, a veces es difícil que comprendan cómo se siente el niño, con lo cual puede resultar una situación algo compleja. Normalmente las familias reaccionan siguiendo 4 comportamientos tipo:
1. El papá o mamá avestruz: aquél que esconde la cabeza bajo tierra, que no quiere reconocer que existe la enfermedad o el problema.
2. El papá o mamá canguro: aquél que protege al niño, lo aísla de todo, o bien se encarga de tomar las decisiones y hace que el niño vaya donde se le indica.
3. El papá o mamá delfín: el que acompaña al niño, pero sin sobreprotegerle en exceso.
4. El papá o mamá San Bernardo: el que permitiría que el niño campara por sus fueros y, cuando hiciera falta, acudiría con el botiquín de cariño y de cuidados para preservarle.
La actitud ideal sería una que combinara la del delfín y la del San Bernardo.
Información basada en el artículo del Dr. Jesús García Dorado, “Psoriasis e infancia: cómo transmitir apoyo y seguridad”, publicado en la revista Psoriasi nº 73 (enero-marzo 2013).
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